Que no nos engañen: de la Europa del progreso, los derechos de los trabajadores, la justicia social, la responsabilidad ambiental, el bienestar, el reparto de la riqueza y demás "mamandurrias" que la sociedad europea se encargó de construir con un inmenso esfuerzo desde la Ilustración y, más recientemente, la II Guerra Mundial, queda muy poco.
Los dos grandes partidos políticos europeos y los poderes financieros se han encargado de arrasar esos principios, como bien ha demostrado España en apenas un lustro. El nivel de la campaña electoral ha sido pésimo, como el de los aspirantes; lo hemos podido comprobar en nuestros medios de propaganda favoritos, siempre apestando a cinismo. Era de esperar, ¿qué queremos? Son Cañete y Valenciano...
Votemos. Pero seamos conscientes de lo que hacemos, pensemos más en la Europa que queremos... y no tanto en un maldito partido de fútbol.
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