29 de septiembre de 2012

Como agua de otoño

Nunca llueve a gusto de todos, pero es necesario. El agua es un tesoro que desde nuestras comodidades no solemos apreciar; tan fácil es acceder a ella que sólo necesitamos un leve giro de muñeca para abrir el grifo. No soporto su desperdicio: el agua corriendo sin nada que lavar o vaso que llenar, con un recorrido tan corto como un pestañeo, a veces a una presión tan descuidada y elevada que parece forzar los límites del desagüe.
Aquí hacía falta que el otoño viniese mojado porque ya empezaban a sonar alarmas de sequía, el único momento de nuestra existencia en el que empezamos a racionalizar el agua. Si su precio incluyese el coste real de captación, transporte, saneamiento, trastorno ecológico y suministro, seguramente nos lo pensaríamos mejor antes de dejarla correr, regar a pleno sol o multiplicar campos de golf. Bienvenida sea la lluvia; el campo, las cabras, los gusanos, los pantanos, todos lo agradeceremos en los futuros meses.
Ahora retumban las inundaciones, igual que los incendios hace tan solo unos días (¿por qué hay tanto suelo urbanizado en zonas tan propensas al fuego?). Tal vez no estaría de más plantearnos qué hacemos mal. Los ríos no se inventan nuevos trazados ni cruzan desorientados pueblos y carreteras, sólo ocupan "su" espacio, el cauce en una rambla o las llanuras de inundación en las zonas bajas. Existen sucesos meteorológicos extraordinarios, cierto, pero el error es nuestro por no respetar el código de convivencia con la naturaleza: construir en las márgenes fluviales, ocupar cauces secos, olvidarnos de las tareas de limpieza de ríos y arroyos, impermeabilizar suelos asfaltándolo todo, deforestar el monte o menospreciar las laderas escarpadas.
Nuestro clima mediterráneo y el abrupto relieve de buena parte de las zonas más expuestas a las lluvias torrenciales nos invitan a ser precavidos, pero nuestro patrón de comportamiento es siempre el mismo: menospreciar, alterar y luego lamentar. No aprendemos.
"El anciano turcomano ha visto pozos secos, de modo que sabe lo que es la desesperación, y ha visto pozos llenos de agua, de modo que sabe lo que es la alegría. Sabe que el sol da la vida, pero sabe también que el sol trae la muerte, cosa de la que no es consciente ningún europeo. Sabe lo que es la sed y lo que es la saciedad." El Imperio, Ryszard Kapuściński.

26 de septiembre de 2012

Valencia (I). Vendetta

Un agujero negro para el dinero público, una pista de baile para mangantes: el ejemplo perfecto para explicar qué ha pasado en España y comprobar cuánto ensucia la mierda de las gaviotas.
La Comunidad Valenciana pretendía posicionarse en el mapa global, competir en nombre con Madrid y Barcelona, ser el adalid del Mediterráneo, proyectar una imagen moderna y una ciudadanía de élite. Pero en realidad sus logros son muy distintos, réditos que en Europa ya se conocen bien: corrupción política a troche y moche; proyectos con presupuestos inflados de flatulencias; eventos contra el sentido común financiados con dinero de los contribuyentes; comisiones y trajes (ríete tú de la justicia, que los fieles van a aplaudir a la puerta del juzgado); infraestructuras marcianas y arquitectura demencial. Todo vale, como cuando pretendían liquidar El Cabañal, un barrio marinero y popular víctima de una engañifa especulativa más. En esta Comunidad el urbanismo y la política tienen sus propios principios, como esa sociedad en la que el centro comercial es más importante que la cultura. Nítidos reflejos.
El ejemplo por antonomasia de esta realidad- que hoy nos comemos con patatas- es la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia, un engendro de edificios sin sentido ni contenido, un pegote contra el urbanismo sensato, con formas y texturas fuera de toda lógica y estética mediterránea, sin relación alguna con su entorno, un "no lugar" de factura millonaria. Su localización es el fin de la ciudad, rodeada por autovías, pequeñas huertas, casas medio derruidas y naves hechas pedazos; en unos jardines ganados a la ciudad para desviar y secar un río, el Turia, cuyas aguas sólo fluyen por un tubo de hormigón en momentos de avenidas. Era la época de construir- sin objetivo cierto- la primera ocurrencia del arquitecto de renombre internacional que se cruzara por allí un día cualquiera, sobre todo si le interesaba el modelo de negocio: presupuesto triplicable, esto a tu bolsillo y aquello al mío, loas de fanfarría y pandereta.
¡Nos las pagaréis!

21 de septiembre de 2012

Abran paso al otoño

El verano dice adiós, la luz del sol declina, rasga los atardaceres cada vez más pronto. En unas horas los rayos del astro rey incidirán perpendicularmente sobre el Ecuador. Día y noche tendrán la misma duración; es lo que se denomina equinoccio, posible dos veces al año por el movimiento de precesión de la Tierra.
Uno más, otro, el de 2012; para olvidar por la situación económica del país, al borde del abismo; el equilibrismo de la sociedad, cada vez menos cohesionada por su poder adquisitivo, valores e identidad; y la ausencia total de planes de gobierno, de explicaciones a la ciudadanía y de responsabilidades.
De momento, de éste preferimos guardar en la memoria Islandia, el País Vasco y los ratos playeros entre castillos de arena y palas, y esperemos poder seguir viajando el verano que viene. Por eso ahora le damos vueltas al mapamundi, aunque sin dejar de sentir que la estabilidad se tambalea bajo nuestros pies. Mientras tanto, demos la bienvenida al dorado señor otoño... ¡y que llueva ya si no queremos que nos recorten también el agua!

15 de septiembre de 2012

El tiempo entre diafragmas

No hay minuto que perder. Los días pasan, y con ellos las oportunidades. No tener nada que hacer no es una opción válida; la televisión puede seguir muriéndose de la risa mientras llega el día en que me siente frente a ella a dedicarle tiempo.
Luz, colores e ideas con las que practicar son suficientes para pasar un rato entretenido. Cualquier día. Un hibisco (Hibiscus rosa-sinensis) me tuvo ensimismado- y entusiasmado- probando a pulso distintas aperturas de diafragma; el barro y su textura manual, artística y creativa; el mundo real hecho miniatura... ¡hay tanto donde enredar!
A todos aquellos que se sientan frente a la caja tonta a, simplemente, desenfocar el cerebro, mirar y dejar correr las manecillas del reloj, les daría un libro, les cortaría la luz y los mandaría al parque; seguro que al tercer día emplearían su tiempo en él con gusto e ilusión.
Sólo el pulgar está controlado por nueve músculos diferentes; nuestro cuerpo y la imaginación nos dan infinitas posibilidades. ¡Usémoslas!

11 de septiembre de 2012

El día de todos los catalanes

A todos los catalanes: a los que cuelgan la bandera estelada en sus balcones, a los que prefieren la senyera, a los españolistas y a los que no dejan que su conciencia sea removida por la maquiavélica demagogia política, de ningún signo.
Por los que bailan sardanas, por los que forman los hercúleos castells- Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad-, por las butifarras- patrimonio gastronómico del buen yantar-, por los calçots y el fuet. Por el modernismo, el románico y el monasterio de Montserrat. Por Gaudí, el eixample barcelonés, las industrias textiles y las masías.
Por su geografía y sus paisajes, tan diversos y únicos: desde el Cabo de Creus a las fuentes del Llobregat; del Montsant y el Priorato al macizo del Montseny; de las calas de la Costa Brava a las arenas del Delta del Ebro; de las viñas del Penedès a los tresmiles pirenaicos; del otoño en la Garrotxa y los campos de Osona a los valles y empinadas laderas del Berguedá, o a los frutales ilerdenses.
A los inmigrantes de toda parte, a los de fuertes raíces, a los pagesos y a los que sienten que un pedacito de sus vidas pertenece a Cataluña. Ojalá algún año este día no sea objeto de manipulación política y se convierta, sólo, en una fiesta de- y para- los catalanes. ¡Feliz Diada!

7 de septiembre de 2012

Sant Magí. Milagro, no es un toro

Toda España es un hervidero de fiestas populares a mediados de Agosto. Un ir y venir de variadas tradiciones donde mezclamos nuestras costumbres más salvajes y retrógradas con eventos religiosos, bailes en la plaza, verbenas, bandas de música locales y ese trasiego tan mediterráneo de comer y beber al aire libre.
En Tarragona se celebra Sant Magí, un ermitaño del siglo III que vivió en una cueva del monte de la Brufaganya. Perseguido, hecho prisionero, liberado y nuevamente prendido, fue capaz de hacer brotar agua del Gaià para que sus sedientos verdugos aplacasen la sed. Desde entonces, la fuente desde la que manó agua, se dice que tiene propiedades milagrosas.
Sant Magí es el copatrón de la ciudad, junto con Santa Tecla, y el motor de los festejos de Agosto. Sin embargo, ésta no es más que la hermana pequeña de la gran fiesta en honor de la patrona, en Septiembre.
También conocida como la fiesta del agua- no en vano para estos días se transporta en carros desde la famosa fuente para bendecirla en la ciudad-, Tarragona rebosa intensidad y un refrescante ambiente callejero, familiar, con actividades lúdicas y culturales para niños y adultos, conciertos, bailes, degustaciones gastronómicas, castells y un incansable cortejo de gigantes y enanos al son de la gralla.