Mediado el siglo XIX y ante la posibilidad de una invasión por parte de tropas francesas, Bélgica decidió proteger la ciudad de Amberes con un anillo de fortalezas. Poco tiempo después, antes de 1900, los progresos técnicos en armamento hacían inútiles esas defensas, y el gobierno belga decidía crear un segundo cinturón de resistencia, a ambos lados del río Schelde (Escalda), frente a posibles ataques.
Hoy, esas dos líneas defensivas, con muchas de sus construcciones aún en pie, suman casi cien kilómetros de protección... y muchos, muchos huecos para que los murciélagos se echen una siesta.
Gracias por la recomendación Carlos (BIZIOSONA).
oyy pero que bonito!
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