Homenaje a nosotros mismos en Mas Roselló, en un lugar privilegiado junto al mar, en un salón elegante sentados a una mesa preparada con mimo, con un servicio profesional, atento y amable como ninguno, con un menú exquisito elaborado con materias primas de calidad, y una relación calidad-precio cinco estrellas.
Entre Enero y Abril es temporada de calçotadas, y conviene no perderse las de Mas Roselló (hace falta reservar con antelación, especialmente los fines de semana). Desde la calle, a media mañana cuando comienzan a asar los calçots, ya huele que alimenta. El resto del menú, acompañado de la salsa romesco casera, es para no haber desayunado: alcachofas, escalivada, butifarras, panceta, costillas, alubias y crema catalana. Y buen vino, claro.
Ojalá todo el mundo pusiese tanto esmero en hacer bien su trabajo, en tener a sus clientes satisfechos, en querer cuidar cada detalle.
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