No es comparable a la gran migración de ñus en el Serengeti, pero en aquel páramo desamparado ver cruzar un bicho cualquiera es una fiesta, una batida para el macro.
Sin embargo, lo que nos etiqueta como chiflados es saber que habríamos reaccionado con el mismo entusiasmo si se nos plantase en el camino una manada de elefantes. Por cierto, sólo en ese caso yo podría haber sido el primero en verlos; siempre que alguna forma de vida pequeña o escurridiza pulula a nuestro alrededor, son los ojos de Inma los que destapan su camuflaje.
Como la mañana era soleada y agradable decidimos volver por nuestro propio pie. Rellenaríamos el tiempo que aún nos quedaba por caminos de nadie, pasando bajo nidos de cigüeña y sorprendiéndonos con un diminuto acueducto romano. Por el simple placer de caminar.
será que como estoy mucho más cerca del suelo que tú, nada escapa a mi radio visual :-P
ResponderEliminar¡La madre que parió a esa araña! Quiero ese macro. No sé si hubiese sido capaz de fotografiarla. Temerosa mirada.
ResponderEliminarCon 100mm te puedes situar a una distancia prudencial- 30cm tal vez en este caso-; y además huye, no ataca.
EliminarEse macro lo vale, te lo aseguro.