¿Qué tienen en común los países mediterráneos además de unos gobernantes golfos y una plutocracia carroñera? Exacto, una luz excepcional, cálida y radiante. Ahí ganamos por goleada a los países escandinavos, aunque no nos sirva para construir una educación menos indigna.
Por eso nunca está de más llevar la cámara colgada; en días soleados la oportunidad puede surgir en cualquier lugar, ante lo excepcional o lo cotidiano, llevando a alguien de visita turística o saliendo a echar el rato. Con el invierno recién estrenado, por suerte, tuvimos días de luminosidad primaveral y temperaturas no muy frías. Así hasta las flores te invitan a salir.
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