El resultado es un paisaje alucinógeno minado de cráteres, fisuras, laderas verticales, coladas de lava petrificada y rocas porosas, negruzcas y rojizas. Un lugar con 40 años de existencia, el tiempo transcurrido hasta hoy desde su erupción y usurpación de espacio al mar; ahora la isla es un pedacito más grande que hace medio siglo.
Tierra extraña, tanto que no vimos ni un solo visitante español. Para que luego digan que son los guiris los de la tumbona y la cerveza...
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