A todos los descerebrados asiduos practicantes de algún- cualquier- deporte, nos une un mismo compromiso de sacrificio y superación que nos pone, a los ojos de los demás, fuera de los límites de la cordura. Hay periodos de letargo y tiempos de fiebre, enloquecidos con nuestros objetivos, marcas, cumplir con los entrenamientos y superar las dolencias y lesiones.
El maratón es la prueba deportiva por antonomasia; es la lucha individual contra los elementos sin más armas que nuestro propio organismo. Para muchos será el día de mayor esfuerzo físico de sus vidas; para otros, el día más esperado del año- de cada año-, aquel por el que tanto se han desvelado, por el que han entrenado hasta casi estar famélicos y el que están odiando desde el kilómetro 30, cuando cada zancada es un suplicio. Se trata de una distancia mágica, un exceso para los vulnerables y un desafío a la constancia y voluntad individual.
Es una lástima que el fomento del deporte en Sevilla vaya siempre por los derroteros del balón; la ciudad reúne condiciones idóneas para pruebas de atletismo de altísimo nivel que podrían mostrarla mucho mejor de lo que el actual recorrido hace.
Hay una cosa que tú puedes decir y que no mucha gente puede (apuesto que muuuuy pocas por no decir ninguna) y es: pues fui corriendo hasta Gines cuando me enteré que había barbacoa, literalmente. Jajajaja o parafraseando a Homer Simpsons (tantas rosquillas ya me perturba la mente): Podrán tener todo el dinero del mundo, pero hay una cosa que no podrán comprar... ¡un dinosaurio! :-P
ResponderEliminarBesooo :-)