Como sabrán, hoy se reúnen en el Palacio de La Moncloa dos tontos muy tontos. Mariano Rajoy Brey- el hombre de los hilillos de plastilina, el del "y ya tal" y el que comparece ante su país en una pantalla de plasma- y Artur Más i Gavarró -famoso por abrazar toda causa-bandera que oculte sus salvajes recortes sociales, por ser Consejero de Economía y Finanzas del honorable Jordi Pujol (¡ay, justo hace 5 días tuvo que reconocer ciertos asuntos!) y por su mandíbula yunque-.
Cada uno llevará su banderita en la mano, porque al parecer las sociedades sólo son felices si abrazamos estas como el maná salvador. ¿Por qué hemos dejado que dos imbéciles de este calibre hagan tanto daño?
En el último año en tres ocasiones he sentido la verdadera necesidad de arrancar banderas y orgullos patrios desbocados. Porque sólo separan, excluyen y confrontan.
1. Bosnia-Herzegovina: república federal según los acuerdos de Dayton (1995) dividida en la Federación de Bosnia y Herzegovina y la República Srpska, con mayorías de población bosnia y serbia respectivamente. Cruzar el país es un constante contraste cultural. Los primeros principalmente musulmanes, los otros ortodoxos; simplemente hay que observar el paisaje para, a través de la arquitectura religiosa, saber dónde estás. Aunque siempre será mejor proclamar el espíritu panserbio allí donde exista una frontera. Conviene recordar que Slobodan Milošević fue un comunista reconvertido a ultranacionalista y que entre 1992 y 1995 murieron por estos lares casi 100.000 personas. La mayoría civiles.
2. Banderas gigantes para que no digamos que no pudimos verlas, como los semáforos en rojo. La exaltación de los colores patrios, ya lo sabemos, en España está íntimamente relacionada con el entusiasmo deportivo; son desconocidos otros valores que nos unan, al menos para los políticos que nos representan y sus altavoces habituales, los medios de propaganda. ¡Ah sí, perdón, la Marca España! Así, con mayúsculas, que se note...
3. Plataformas y organizaciones cívicas, sociales y culturales que hablan de cohesión, democracia y libertad en la más rancia tradición de los nacionalismos: excluyendo a todo lo que no esté de su lado. Desde la escuela, ¿quién dijo adoctrinamiento?
Lo realmente curioso de todo esto es que, a pesar de la multitud de indicios que hay de que los proyectos nacionalistas son simplemente instrumentos de manipulación social, la gente siga con ese fervor...¿alguien realmente cree que el señor Mas tiene algún interés por la independencia de Cataluña? ¡Qué país este, por dios!
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