La Roca del León es una mole granítica en la que el rey Kassapa I, después de asesinar a su padre y usurparle el trono a su hermano, legítimo heredero, mandó construir su palacio-fortaleza en el último cuatro del siglo V; tanto interés por hacerse inexpugnable no sería por miedo, claro.
Una roca gigantesca visible en kilómetros a la redonda desde cualquier claro en la espesa jungla; lugar de retiro para monjes budistas antes y después de reinar aquel individuo; el complejo y encorsetado urbanismo rematando la meseta que culmina el montículo, al que se accede por una escalera que surge entre las garras de un león talladas en la piedra; jardines, fosos, muros y los frescos de unas figuras femeninas muy sensuales.
Un piton fonolítico con mucho caché.
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