Ver
castells es emocionante. Y tener amigos que te permitan vivir la excitación del momento como si fueras uno más de la colla, un lujo.
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El de las gafas de sol, concentrado. |
Hace poco han terminado las fiestas de Santa Tecla en Tarragona. Una semana y media de eventos, música y jarana por toda la ciudad. El remate lo ponen, el 24 de Septiembre, los
pilars caminants. Las cuatro
colles castelleres de la ciudad- y miles de personas alrededor- se apretujan delante de la catedral para cargar dos
castells y un pilar.
El final es apoteósico: los pilares- de 4- suben, uno por uno y por orden de antigüedad, las escaleras de la Plaça de les Cols al Pla de la Seu, se giran, las bajan, descienden toda la Calle Mayor entre el nerviosismo, la ebullición y el éxtasis popular, hacen la Baixada de la Misericòrdia- un empedrado con doble curva y fuerte pendiente-, giran para entrar en la Plaça de la Font y la recorren hasta llegar a los escalones del Ayuntamiento. 500 metros aproximadamente, poca broma. Allí, en el balcón, espera el alcalde, que se retira y deja que al
enxaneta le tiendan una faja para alzarlo.
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El del dedo, controlando. |
Gracias a Vicenç y Judit hemos podido hacer el recorrido del pilar de los Xiquets de Tarragona a escasos metros de él, acompañando a la marea de camisas rojiblancas, sintiendo toda la excitación
dels matalassers, entre gritos de ánimo, aplausos y un implacable nerviosismo
in crescendo. Son ejemplares el respeto y el compañerismo, la unión, el trabajo en grupo y el esfuerzo que cada uno rinde a los demás. Piel de gallina, y mi más absoluta admiración.
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