En verano siempre hay actividades diferentes, eventos callejeros y al aire libre que ponen una nota de color a la aburrida receta cultural de las ciudades. Cualquier momento es bueno para romper la monotonía, y estos tres meses del año son un paraíso porque se pueden disfrutar bajo las estrellas y en manga corta.
En Tarragona es ya tradicional el concurso de fuegos artificiales los primeros días de Julio, pero este verano, gracias a los recortes excusados en la crisis, el asunto se ha quedado sin jurado, votaciones ni premios. El resultado han sido tres noches con un espectáculo de veinte minutos, sin mayor objetivo que ofrecer entretenimiento al que se acerque a la playa del Miracle, al Balcón del Mediterráneo o al estupendo mirador que tiene la Vía Augusta sobre el anfiteatro romano de la ciudad.
Sólo hay que apagar las farolas y dejar el mar como telón de fondo, oscuro como el cielo, igual que el sobaco de un grillo.
El otro día mi hermana Patri le preguntó a la Carmen cómo se llamaba el titi, y dijo ella: Enrique, y contestó mi hermana: no, ese tito no, el titi de aquí, este titi... y dijo ella: mmmm... Flanfran
ResponderEliminarjajaja es el sino de Juanfran, que nadie de mi familia diga su nombre bien (nota* acuérdese de la abuela Concha y su tradicional Juanma o FranJuan) :-)
Beso!
Lo de FranJuan es otra genialidad, más grande aún.
ResponderEliminarLo de "igual que el sobaco de un grillo" me ha llegado
ResponderEliminar^-^
Besos