En ese suelo de lija sólo ha faltado hacer campeonatos de curling; una auténtica pista polideportiva para fútbol- a lo largo y a lo ancho, ¿o acaso no se ven las porterías y sus áreas?-, tenis, baloncesto- mil y una veces descolgados o rotos aro y tablero-, béisbol, velódromo ciclista... con sus anexos para natación, waterpolo, saltos acrobáticos con o sin trampolín- con o sin piscina-, ciclocross, parkour- antes de que existiera, eso seguro-, frontón... y de lo extradeportivo mejor no hablar, que esos bancos podrían revelar secretos de Estado.
Varias generaciones pasaron allí algunas de las mejores horas de su vida; una lástima que las actuales no sepan ver que un chicle puede servir, durante años, como punto de lanzamiento para tiros libres.
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