A su origen volcánico y el bosque húmedo subtropical protegido como Parque Nacional de Garajonay, hay que sumar los vigorosos barrancos esculpidos por la erosión hídrica reciente (en tiempos geológicos, claro) y los cauces fluviales encajonados, la vegetación propia de la latitud y el clima, los acantilados costeros, los nuevos usos turísticos y su aceitosa mancha urbanística, la adaptación de la agricultura al relieve, con el crecimiento en las últimas décadas del cultivo de plataneras y las plantaciones en terrazas...
Valle Gran Rey es todo un epílogo, además de un lugar perfecto para comer pescado fresco y una buena ración de papas con mojo canario.
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