19 de mayo de 2013

Islandia (XXIV), Ósar. El mejor zoo es el que no existe

Nuestro recorrido islandés empezaba a enfilar las últimas curvas y cada vez había menos fiordos que doblegar.
Acantilados que parecían caer del cielo se mezclaban con playas negras y rocas inverosímiles, paisajes de erosión glaciar creados durante miles de años por la fuerza bruta del hielo y cráteres salpicando la desolación de los terrenos interiores. Y de pronto ves focas retozar y eiders planear...
Mientras la marea subía y alguna foca no calmaba su sed de curiosidad acercándose una y otra vez, el interminable crepúsculo parecía invitarnos a permanecer allí abajo hasta que el último animal se escondiese. Pasó una hora, como si hubiera sido un segundo, y tomamos el sendero a nuestra espalda para subir a la casa y calentar la sopa. Más tarde no me pude resistir y salí de nuevo; el aire era fresco pero el sol seguía acariciando el horizonte casi en la medianoche, el silencio absoluto seguía siendo propiedad del viento.

4 comentarios:

  1. No puedo estar más de acuerdo con esa afirmación.

    Para ilustarlo, decir que conocí Islandia en 2010 (recorrido circular a la isla en otoño) y no me pude resistir a volver en 2012 a hacer el trekking Landmannalaugar - Skógar (en verano). ¿La próxima? Tal vez disfrutar de las auroras boreales, conocer el invierno allí o adentrarnos algo más en las Tierras altas.

    Entre tanto, disfrutar de la dosis de hermosas fotos que comparte pasosypedales :D ¡Gracias!

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    1. Muchas gracias Fátima.
      Islandia enamora, sus paisajes son tan radicales y auténticos, tan diferentes a todo lo demás, que sólo puedes volver de allí con los ojos como platos y la baba cayendo.
      Ojalá el sueño de visitarla se vuelva a hacer realidad, en verano o invierno. En casa creemos que 5 minutos al día en Islandia sería ideal, cada vez en un sitio diferente, para sentarte y mirar...
      Gracias de nuevo, siéntete en este blog como en casa ;)

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