El Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrotxa es calificado como el mejor exponente de paisaje volcánico de la Península Ibérica y contiene una cuarentena de conos volcánicos entre densas masas de bosque, campos de cultivo y pastos. Además, no en todas partes puedes introducirte en el cráter con una ermita románica en su interior.
Tampoco es lo habitual caminar por un hayedo (la Fageda d'en Jordà)que se asienta sobre coladas de lava bajo un interminable juego de luces y sombras, entre todos los tonos de verdes, amarillos y rojos que imagines. En otoño resulta una experiencia fascinante.
O callejear por los núcleos medievales de Besalú y Santa Pau, con una arquitectura y urbanismo muy bien conservados sin que eso mengüe la espontaneidad y naturalidad de un lugar con vida. Porque hay pueblos que de tan preciosistas, maquillados e impolutos que están, parecen museos donde ni se vive ni se puede vivir.
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