¿Te has metido alguna vez en un bosque de plataneras? Nunca sabes si el dueño está a punto de salir detrás tuya a garrotazos o si al siguiente paso tu pie se hundirá hasta la rodilla en una montaña de hojas secas... Los curiosos tienen garantizado el entretenimiento intentando descifrar el crecimiento de sus enormes flores púrpura y los deliciosos manjares de los que cuelgan.
Dando tumbos por las retorcidas curvas palmeras a la caza de unas piscinas naturales donde comer y darnos un delicioso baño otoñal, encontramos en el suelo una espiga de platanero a rebosar, lista para ser desguazada y disfrutar de un banquete del más famoso fruto canario... ¡esto es vida!
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