Como Tarragona "es una de las pocas ciudades donde el sol no se pone por el mar"- desgracia que comparte con Barcelona, Valencia, Niza, Boston, Nueva York, Venecia, Atenas, Copenhague, Estocolmo, Dublín, Miami, Recife, Buenos Aires, Sidney, Macao, Shanghai, Tokio, Mombasa o Dar es Salaam, entre otras-, tenemos que cargar con la pesadumbre de disfrutar en los atardeceres de los tonos azules, malvas y rosas del cielo.
Que así sea...
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