Teide, Caldera de Taburiente, Garajonay; Tenerife, La Palma, La Gomera; cono volcánico, circo volcánico, laurisilva.
Plantear un viaje europeo en verano es relativamente sencillo porque todo vale; en Noviembre no. Después de darle vueltas al mapa, valorar lluvias, nevadas, fronteras complejas y días cortos, decidimos que Canarias- por su clima, horas de luz y variedad de paisajes- era el destino adecuado. Pudiera parecer la opción más cómoda de todas, incluso desmotivadora después de barajar los complejos Balcanes, pero sólo si no buscas más allá de hamacas y pulseras.
Sin embargo, siete islas son muchas incluso para unos cansinos como nosotros; había que elegir. Después de grabar el archipiélago en las retinas el criterio fue el de la presencia de parques nacionales, aún cuando había muchas más cosas que ver. De los catorce actualmente declarados en España, cuatro se encuentran en las "islas afortunadas", y tres de ellos muy cerca unos de otros. Ya teníamos plan.
El Parque Nacional es una figura de protección excepcional, la máxima que se puede otorgar a un territorio por unos valores ecológicos, culturales, científicos o estéticos únicos, simbólicos y representativos. Para que nos entendamos, no tiene sentido la coexistencia en un país de dos parques nacionales que protejan el mismo tipo de ecosistema. Son espacios poco transformados por la actividad humana, contienen singularidades en su flora, fauna, geología o geomorfología y merecen- o debieran merecer- una atención preferente por parte del Estado, que los declara de interés general.
Cada una de estas zonas protegidas cumple sobradamente con el requisito de la excelencia; son absolutamente irrepetibles, sobresalientes, imprescindibles y embaucadores, sin subjetividades. Ya habrá tiempo de desmenuzar por qué.
Una foto de paisaje es buena cuando al verla dices: "Joder, yo quiero estar ahí ahora mismo". Lo has conseguido con todas.
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