El lugar es perfecto para echar el rato en familia, con amigos, pasear, abrir ojos y pecho; y considerablemente mejor que sus industriosos alrededores. Incluso viene bien reencontrarte con viejos amigos, como esta temerosa Mantis religiosa que andábamos buscando; sólo esperaba ya nuestro saludo.
13 de diciembre de 2012
El diablo cargado de agua
No es lo mismo ver un acueducto romano que mide 217 metros de longitud con andamios que sin ellos, por eso teníamos ganas de repetir. Ahora podemos recorrer el Acueducto de les Ferreres- o Pont del Diable- por su canal de suministro a Tarragona, agua que recorría 25km de distancia; o podemos pasar bajo sus 27 metros de altura en dos niveles de arcos superpuestos. Los romanos eran unos genios aunque Astérix los ridiculizara a diario.
No es difícil llegar caminando desde la propia ciudad, aunque hay que tener paciencia: remontando el curso del Francolí para pasar por debajo de la carretera nacional que une Tarragona con Lleida, o desde Sant Pere i Sant Pau, entrando por la retaguardia y atravesando un frondoso bosque de pinos.
El lugar es perfecto para echar el rato en familia, con amigos, pasear, abrir ojos y pecho; y considerablemente mejor que sus industriosos alrededores. Incluso viene bien reencontrarte con viejos amigos, como esta temerosa Mantis religiosa que andábamos buscando; sólo esperaba ya nuestro saludo.
Y su precio es el de un paseo.
El lugar es perfecto para echar el rato en familia, con amigos, pasear, abrir ojos y pecho; y considerablemente mejor que sus industriosos alrededores. Incluso viene bien reencontrarte con viejos amigos, como esta temerosa Mantis religiosa que andábamos buscando; sólo esperaba ya nuestro saludo.
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