8 de julio de 2012

Islandia (III), Gran Géiser. ¡Agua va...!

No había clase en los colegios que no tuviera un granuja capaz de saltarse las normas y la autoridad del profesor (entonces, antes, lo habitual era el respeto). El temerario de turno desafiaba a todos, por ejemplo, explotando bombas fétidas en mitad de clase; olor a huevo podrido, sin más. Algunos dirán que si no has vivido algo así no has tenido infancia; yo siempre lo asocié a la profesión más antigua del mundo sin relación causa-efecto con la maternidad.
En Islandia ves y sientes que la tierra está viva por donde andas, y hay lugares en que esta juventud geotectónica es más evidente que en otros. En Geysir, por ejemplo, el lugar que da nombre a todos los fenómenos naturales de esta calaña alrededor del mundo, y uno de los pocos circos turísticos de todo el país- ojo, que en España sería un oasis-, la fuerza de lo que hay bajo las suelas acongoja y sorprende. Es inevitable pensar que si toda esa energía se liberase sin dosificador, volaríamos en miles de pedacitos.
El Gran Géiser, un agujero de apenas dos metros de diámetro que bien podría descender al centro de la tierra, está colmado de agua en ebullición que forma una curiosa bóveda burbujeante de color azul turquesa. Su sino es esperar con nerviosismo el pulso de su detonador- el acuífero, la Tierra- para explotar en una columna de agua de unos veinte metros del altura, impresión simultánea a su estruendo. A veces la explosión es doble, pero al parecer la mano humana y sus ocurrencias han dejado un muñeco roto de lo que era un misil de sesenta (¡60!) metros de altura. Después de las últimas gotas y el vapor de agua, la masa retrocede en el sumidero y desaparece. Recarga energías y... preparados, listos, ya... ¡ráfaga!
No faltan pequeñas piscinas de agua a temperaturas insufribles, fumarolas y solfataras. Es un complejo turístico- gratuito-, pero es irrepetible, imperdible y excepcional para que adultos y niños veamos y aprendamos. Un lugar para despertar la imaginación y la fantasía.
¿Y los gamberros de clase y sus malditos huevos podridos? Porque aquí el olor a azufre es tan intenso que cualquier mala digestión de unas buenas fabes con chorizo pasa desapercibida.

2 comentarios:

  1. Leyendo tus crónicas de Islandia, me ha parecido que estaba reviviendo el viaje que hice yo por esas tierras en el año 2008. Magnífica tierra, magnífica población ejemplo de Democracia moderna y sobre todo, lugar de ensueño para pasar una buena temporada..
    ¿Te has planteado dar la vuelta a la isla en bici? Nosotros vimos a varias personas haciéndolo, y por lo que hablamos con ellos, es 100% recomendable.

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  2. Estaría genial, pero limitaría mucho mi compañía. Sería una auténtica aventura perderse por las tierras de interior con una bicicleta de montaña...

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