30 de diciembre de 2012

Islandia (XIV), la ira de Thor

Hace unos días veía en la televisión que la temperatura mínima en Reykjavík era de un grado bajo cero. Algo tan indiferente para cualquier soriano en Diciembre, puede helarle las venas a alguno, pero es de lo más normal allí, considerando la latitud y lo moderado del clima por la influencia marítima. ¿Y qué pasa en Junio?
Cualquier cosa, como que durante dos días seguidos no veas subir el termómetro de 5ºC, te llueva con un viento cortante y te nieve a traición, justo cuando te bajas del coche para caminar hasta una cascada con 118 metros de caída: Hengifoss.
Habíamos dejado atrás Stoðvarfjörður, Fáskrúðsfjörður, Reyðarfjörður y pequeños pueblecitos donde los niños hacían trabajos sociales limpiando y adecentando espacios públicos- admirable, ésa es la forma de asentar valores como el respeto y el interés comunitario, no con asignaturas para bobos-. En el paso de Oddsskarð, a apenas 500 metros sobre el mar, pudimos jugar con la nieve y comprobamos cómo a Alcoa no le había temblado el pulso para poner, como un hongo chirriante, una de sus plantas de aluminio en medio de Reyðarfjörður.
Entrada la tarde, por fin llegamos a Lagarfljót, un delgado lago de 53km², parte del río homónimo. Desde allí ascendimos por una senda paralela a una quebrada hecha por un martillazo de Thor, una embestida de la naturaleza que te atenaza con los colosales bloques de basalto de Litlanesfoss, retorcidos caóticamente como una soga marinera. Por si fuera poco, un cielo incontenible incrementaba la sensación de inmensidad, de fuerza desatada.
Arriba esperaba Hengifoss, una plomada de agua que desde lejos parece un susurro. Sin embargo, a sus pies impone como las condecoraciones de un general; es un gigante que se derrumba desde una cornisa, la última capa en una superposición de coladas lávicas intercaladas con estratos arcillosos, en rojo, procedentes de innumerables episodios volcánicos. Bajo ella todo es devastación, bloques desmenuzados, hierba resbaladiza y ropa mojada, pero es mejor divertirte así que aburrirte en el coche viendo cómo llueve... o nieva, según toque.

23 de diciembre de 2012

Para 2013, ¿magia?

Si el año pasado buscábamos algoritmos, ahora ya parece que no nos servirá ni encomendarnos a la física cuántica.

Tenemos un gobierno incapaz de encontrarle el pulso a la economía- inútil como el anterior-, un gobierno al que se le ha agotado la excusa de la herencia recibida a la velocidad de sus hachazos y privatizaciones. La oposición es un monigote sin identidad; la banca, sin ambages, indecente; y los sindicatos creen ser Cristo resucitado, superstar. Por cierto, ¿cómo se mide la productividad de todos estos parásitos? Mientras los que mandan tengan patrimonios siderales no habrá futuro, su preocupación no seremos nosotros.

Asistimos, también, a una caricatura de la democracia; gobernantes y personajes de toda calaña que malgastan lo que es de todos, encarando al pueblo y su dignidad con los cuernos de Belcebú por delante. Cada día nos comemos el puchero con algún nuevo amigo del fraude, la evasión o la corrupción. Ya dijo Solchaga que "España es el país donde se puede ganar más dinero a corto plazo"... Tal vez nos iría mejor si pretendiésemos ser más trabajadores y honrados.

Claro, que de un país con una familia real que no quiere ni ver la educación y sanidad públicas, y un jefe de estado que pone cara de niño travieso para pedir perdón tras irse de matanza... Claro, que de un país en cuya capital la alcaldesa es la boba consorte de un expresidente del gobierno, una flagrante muestra de nepotismo y una rabiosa humillación para los millones de personas sin empleo y con formación... Claro, que de un país donde se valora la mediocridad, y el esfuerzo o la honestidad son objeto de mofa, en el que la sociedad está ya al borde de la insumisión... todo te lo puedes esperar.
No se me olvida, por encima de todo ¡FELICES FIESTAS Y 2013 A TODOS! Suerte, que la vamos a necesitar.

19 de diciembre de 2012

Tres islas, tres parques nacionales

Teide, Caldera de Taburiente, Garajonay; Tenerife, La Palma, La Gomera; cono volcánico, circo volcánico, laurisilva.

Plantear un viaje europeo en verano es relativamente sencillo porque todo vale; en Noviembre no. Después de darle vueltas al mapa, valorar lluvias, nevadas, fronteras complejas y días cortos, decidimos que Canarias- por su clima, horas de luz y variedad de paisajes- era el destino adecuado. Pudiera parecer la opción más cómoda de todas, incluso desmotivadora después de barajar los complejos Balcanes, pero sólo si no buscas más allá de hamacas y pulseras.
Sin embargo, siete islas son muchas incluso para unos cansinos como nosotros; había que elegir. Después de grabar el archipiélago en las retinas el criterio fue el de la presencia de parques nacionales, aún cuando había muchas más cosas que ver. De los catorce actualmente declarados en España, cuatro se encuentran en las "islas afortunadas", y tres de ellos muy cerca unos de otros. Ya teníamos plan.
El Parque Nacional es una figura de protección excepcional, la máxima que se puede otorgar a un territorio por unos valores ecológicos, culturales, científicos o estéticos únicos, simbólicos y representativos. Para que nos entendamos, no tiene sentido la coexistencia en un país de dos parques nacionales que protejan el mismo tipo de ecosistema. Son espacios poco transformados por la actividad humana, contienen singularidades en su flora, fauna, geología o geomorfología y merecen- o debieran merecer- una atención preferente por parte del Estado, que los declara de interés general.
Cada una de estas zonas protegidas cumple sobradamente con el requisito de la excelencia; son absolutamente irrepetibles, sobresalientes, imprescindibles y embaucadores, sin subjetividades. Ya habrá tiempo de desmenuzar por qué.

16 de diciembre de 2012

La Necrópolis Paleocristiana de Tarragona; otra velocidad para la cultura


Todavía recuerdo caminar por la colina del Partenón y ver en el suelo, dispersas, infinidad de columnas, capiteles o estatuas de la Grecia Clásica. Aún más delirante fue encontrar en Lissos, una remota y casi inaccesible cala al sur de Creta, mosaicos, basílicas paleocristianas, edificios funerarios y capiteles en medio de la nada, sin más protección que la de los cencerros de las cabras que por allí viven a sus anchas. Un lugar por completo deshabitado, tomado por la naturaleza, con toda su exquisitez artística al por mayor, junto al mar y con luna llena cada 29 días.
Hay culturas- especialmente griega y romana- que han dejado tanto y tan rico patrimonio que se hace difícil su catalogación y protección. Si a esto le añadimos la dejadez, el caos administrativo y la mala gestión que nos son tan propias, tenemos el paquete perfecto para el deterioro y la desvalorización; el mejunje adecuado para una sociedad zafia e inculta.
La Necrópolis Paleocristiana de Tarragona- una de las localizaciones del Conjunto arqueológico de Tarraco, Patrimonio de la Humanidad-  lleva cerrada desde el olímpico 1992 y será reabierta, dicen, en Enero de 2013. ¡Toma castaña! El conjunto, al lado del remozado río Francolí, olvidado y periférico a los intereses de la ciudad después de veinte años, puede observarse estirando el cuello desde el exterior: una zona excavada al aire libre protegida por una estructura metálica, el edificio del museo- cerrado, claro- y unos sarcófagos luchando contra los elementos. Mientras los responsables se deciden, al visitante lo recibe una absurda y diminuta sala. A su vera, la antigua fábrica de tabacos completa el esperpéntico cuadro: un edificio de hace casi un siglo, noble como la arquitectura que hoy olvidamos, hecho despojos, masacrado, y con una rehabilitación más de verborrea que de hechos consumados. 
No obstante, tiempo hubo para, a escasos metros, construir el centro comercial más importante de la ciudad, con casi 27.000 m² de superficie. Así la gente no tendrá que pararse a ver qué hay ahí.

13 de diciembre de 2012

El diablo cargado de agua

No es lo mismo ver un acueducto romano que mide 217 metros de longitud con andamios que sin ellos, por eso teníamos ganas de repetir. Ahora podemos recorrer el Acueducto de les Ferreres- o Pont del Diable- por su canal de suministro a Tarragona, agua que recorría 25km de distancia; o podemos pasar bajo sus 27 metros de altura en dos niveles de arcos superpuestos. Los romanos eran unos genios aunque Astérix los ridiculizara a diario.
No es difícil llegar caminando desde la propia ciudad, aunque hay que tener paciencia: remontando el curso del Francolí para pasar por debajo de la carretera nacional que une Tarragona con Lleida, o desde Sant Pere i Sant Pau, entrando por la retaguardia y atravesando un frondoso bosque de pinos.
El lugar es perfecto para echar el rato en familia, con amigos, pasear, abrir ojos y pecho; y considerablemente mejor que sus industriosos alrededores. Incluso viene bien reencontrarte con viejos amigos, como esta temerosa Mantis religiosa que andábamos buscando; sólo esperaba ya nuestro saludo.
Y su precio es el de un paseo.

9 de diciembre de 2012

Tenemos chicas nuevas en la oficina

Un suegro viene bien para muchas cosas, pero sobre todo para hacerle saltar chispas de felicidad a su hija en cualquier momento. Ayer se sacó de la manga un saco de alegría y color.
Al llegar de trabajar encontré nuevos inquilinos en casa: un jacinto y narcisos, que ya están haciendo migas con el jazmín y compañía. Nuestro balcón acabará siendo la envidia de la calle y el terror de las palomas, ese virus con alas que todo lo traga.
Dadle tiempo a la señora.

8 de diciembre de 2012

Sant Miquel d'Escornalbou, rojo sobre verde

Que me llamen loco, pero me gusta madrugar, ver amanecer, comprobar cómo crece el día y aprovechar la luz. A veces la recompensa por salir a la calle cuando los grillos todavía están de marcha es mayúscula: cielos oníricos y paisajes que aún son sólo un esbozo, el romanticismo del silencio en cualquier lugar.

El Castillo-Monasterio Sant Miquel d'Escornalbou nos invitó a levantarnos pronto, ponernos calzado cómodo y, desde el tren, ver cómo el mundo se tiñe de color, despuntando en el horizonte, sobre el mar, los rojos y amarillos mientras la Sierra Prelitoral Catalana se cubre, como si alguien estuviese extendiendo un manto, con el verde del bosque mediterráneo.
La estación de destino no es más que un cubículo encalado con un par de carteles, Duesaigües-L'Argentera, a mitad de camino entre Tarragona y las tierras catalanas del Ebro. La zona es uno de esos reductos para los enemigos de las masificaciones; uno de esos enemigos para los amantes de lo inmediato y la privatización de lo común.
Cobijados por pinos y matorrales buscamos nuestro camino, una agradable y sencilla pista pavimentada en continua ascensión, perfecta para que a todos los lugareños les funcione divinamente la batería. Desde la cima del cerro de Santa Bárbara (que da nombre a la ermita culminante), sobre la iglesia románica de Sant Miquel, la vista es privilegiada, con buena parte de la costa tarraconense al frente y la Sierra de Pradell a la espalda, paredes verdes que dejan entrever rocas calizas y areniscas hasta perderse la panorámica por La Mussara, al Norte. El que puso la primera piedra de esta mansión señorial- hoy Bien de Interés Cultural- tonto no era, eso está claro.