Berlín, una de las etiquetas más importantes que posee el siglo XX- vamos tan rápido que ya casi empezamos olvidar lo que ha significado-, se ha reinventado a sí misma: en su cultura urbana, su arquitectura, su juventud y apertura, su urbanismo, su estilo, su mestizaje y sus tendencias. Tras ser el ejemplo perfecto de la dictadura y decadencia que ejercen las armas, fronteras y alambradas, es una ciudad que vive el presente de forma intensa, mirando al futuro con energía y llevando con orgullo una memoria histórica de la que muchos tendrían que aprender; es la punta de lanza de un patrón sociológico que toda Alemania sigue.
Los nombres del plano de la ciudad no pueden ser más evocadores: Unter den Linden, Brandenburger Tor, Spree, Reichstag, Tiergarten, Mitte, Berliner Mauer, Alexanderplatz, Kreuzberg... Yo, si pudiese, tripitía Berlín.