16 de octubre de 2014

El litoral sodomizado (y III): la carbonilla

¡A la rica toxina!
No hay corredor que se precie en Tarragona que no se haya metido una buena dosis de carbón entre pecho y espalda, en ese tercio final del espigón que lleva hasta el faro de la Banya.
Día de viento, 5km de distancia. ¿Una caladita?
El lugar es perfecto para caminar, correr, montar en bicicleta y patinar, especialmente en Primavera y Otoño. Y buena cuenta que damos de él sumando kilómetros a nuestras zapatillas... pero cuando sopla el viento es un martirio desde el momento en que su olor se te mete por la nariz.
Más de uno, a menudo, llega a casa con ese polvo negruzco en brazos, piernas, labios, pelo... y luego dicen que aquí nadie entrena.

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