8 de febrero de 2011

Montserrat, el símbolo catalán

Si hay algo que me llama la atención de la cultura popular es cuando ésta necesita de elementos o partes del territorio para destacar su esencia, fuerza y tradiciones. En algunos casos sirve como reclamo o alimento para la exaltación de banderas y nacionalismos, pero al margen de tendencias políticas, es una de las más hermosas formas de entender y respetar el suelo que pisamos y el relieve que nos envuelve. La generalización de esta forma de entender el entorno lleva a un profundo respeto de todo el territorio, a una cultura educativa de monte y naturaleza que pasa de padres a hijos; ver, conocer, sentir y dejar en herencia.
En Cataluña existen no pocos símbolos de este tipo, pero el que sobresale por encima de todos es el de la montaña de Montserrat. Dejando de lado la impronta religiosa y crematística de este lugar, su valor recae exclusivamente en las peculiares formas de este macizo que se yergue sobre el cauce del río Llobregat: los procesos geomorfológicos son, a veces, muy caprichosos, y aquí han dejado constancia de ello. La deposición y compactación de sedimentos en antiguas áreas fluvio-marinas, su elevación y posterior erosión diferencial han creado un paisaje de formas redondeadas, agujas retorcidas y curvadas, grietas suaves y huecos de posterior colonización por parte de la abundante vegetación mediterránea.
La humanización del entorno es evidente tanto en las vistas que permite el macizo (el valle del Llobregat es eje vertebrador de poblaciones e infraestructuras desde Manresa a Barcelona), como en su propio ascenso (carretera, tren cremallera y teleférico, camino hormigonado, etc.), por lo que la mejor opción es la de subir a pie, disfrutando de olores, colores y contrastes. Hasta el Monasterio es un agradable paseo con alguna pendiente y escalinata más empinada- desde luego nada imposible- que hacen ganar altura de forma repentina e ir descubriendo nuevas panorámicas, como la del blanco pirineo. Una vez allí las posibilidades se multiplican y sólo hay que tener tiempo y ganas para conocerlo en profundidad y saber elegir el lugar en el que degustar un buen bocadillo de jamón bajo un agradable baño de rayos solares.

3 comentarios:

  1. walaaaa el sitio es precioso y tus fotos super bonitas, a ver si puedo acercarme por allí con el juanfran y nos enseñáis esos sitios, que la otra vez que estuve en bcn mi hermana me enseñó pero fue todo bastante más urbano. :)

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  2. Genial, Enrique, como siempre. Tienes un punto de vista encantador, y un enfoque a las fotos muy original. ¿Lo has hecho este fin de semana? Yo estuve en la quedada de Álava, si no ya sabes que tenía idea de coincidir contigo en esta subida. Ya habrá otras.
    Sigo atento a tu blog.

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  3. Y si eres fan de la flora, aquí podrás recolectar desde ramitas de romero hasta diminutos pero espectaculares frutos. ^_^

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