8 de marzo de 2014

Mirando al Terciario: los bosques de laurisilva gomeros

A veces el valor del tiempo es tan excepcional e insustituible que apabulla.
Hace 20 millones de años (¡20.000.000 de años!), los bosques húmedos subtropicales de laurisilva se extendían por gran parte del espacio emergido entre los trópicos de Cáncer y Capricornio; cubrían también, por ejemplo, una amplia zona de la cuenca mediterránea. El clima predominante entonces era más cálido y húmedo que en la actualidad, y su transición a temperaturas más frías y periodos más secos fueron relegando estos hábitats a lugares cada vez más aislados. Hasta que desde hace unos 10.000 años se han convertido en santuarios de una naturaleza confinada e irreemplazable, testimonio de tiempos en los que la especie humana no llegaba ni al estado larvario.
¿Pero qué es la laurisilva?
Es un bosque perennifolio húmedo subtropical- selva si se considera la variedad de especies arbóreas que alberga, unas veinte en las Islas Canarias, hasta cien en otros lugares-, un ecosistema terciario relicto alimentado por la humedad constante que aportan los vientos marítimos. Las masas de aire cargadas de vapor de agua, al entrar en contacto con la tierra y ascender a consecuencia del relieve, se enfrían y condensan, precipitando en forma de lluvia y niebla casi constantes (lluvia horizontal). El resultado es una exuberancia vegetal llena de endemismos en formaciones de fayal-brezal y laurel, musgos, helechos y un suelo enriquecido por abundante materia orgánica.
Se trata de un ecosistema muy húmedo en el que siempre crees estar mojándote- y de hecho así es-. Es un mar de nubes que no deja de gotear sobre ti, una transición entre los bosques templados y las selvas tropicales. Visítalo en La Gomera, en el Parque Nacional de Garajonay, un hábitat vegetal congelado en el tiempo desde hace miles- y millones- de años. El valor del tiempo.

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