Desde 2007 no menos de la mitad del total poblacional mundial vive en ciudades, cifra que crece a razón de un millón de habitantes por semana; casi nada si hacemos caso a las predicciones que vaticinan para este año la cifra récord de 7.000 millones de almas en nuestro planeta.
Las ciudades siempre se han distinguido como espacios de crecimiento económico, desarrollo tecnológico y difusión cultural, pero ha sido precisamente en ellas donde han proliferado epidemias, marginación y arrabales, ahora mastodónticos suburbios. Alrededor nuestra se concentra la riqueza, se congestiona la tos industrial y del transporte y prolifera la pobreza bajo ruinosas y destartaladas formas de vivienda, en muchas ocasiones sin planeamiento que controle la nueva urbanización. Este modelo, consumidor empedernido de suelo, no es sano.
No existe límite para el crecimiento urbano y, por eso, a la par que nuestra moderna conciencia verde nos impulsa a salir al campo, exigimos parques y pulmones verdes dentro de la urbe para sanear el aire que respiramos, sin darnos cuenta de la decadencia y olvido que sufren multitud de edificios, calles, aceras, fachadas, rincones y espacios de nuestras rutas habituales, antiguos o de reciente proyección urbanística- lo que es peor aún-. Suelen ser la moneda de cambio cuando los intestinos de los grandes proyectos urbanísticos se ponen en marcha, ésos que tanto venden el nombre de la ciudad y el de su autor. A veces sólo hay que levantar la cabeza o girar el cuello para apreciar la viruela en la faz de las ciudades.
No obstante, como con la naturaleza, aquí también hay decadencia y envejecimiento bien llevado, digno y hermoso, en pequeñas dosis y a hurtadillas, que no todo van a ser fachadas de cristal y espejo, LEDs, estructuras de diseño vanguardista y arquitectura de presupuestos inabarcables. Por cierto, también se esconde y requiere de ejercicios prácticos habituales...
Muy buen articulo Enrique. Tienes gran parte de razón. Las ciudades envejecen actualmente de mala manera, y esto es debido en gran parte por la arquitectura que se ha construido en el siglo XX. Ésta arquitectura, rompedora con lo anterior, no se apoyó mucho en la los modelos constructivos tradicionales que se habían utilizado hasta entonces. Se experimentó mucho y se utilizaron nuevos materiales de los cuales no había mucha experiencia. Resultado de esto es todo lo que describes. Recientemente la Generalitat ha sacado a la luz una ley que obligará a todos los edificios de más de 45 años a pasar una Inspección Técnica cada 10 años.
ResponderEliminarUn saludo,