17 de abril de 2011

Terapia de choque en Sevilla: Metropol Parasol

Ciudad de recias e incontestables tradiciones, Sevilla se resiste a los cambios. Cualquier alteración de los más arraigados hábitos o cualquier mínima propuesta medianamente progresista lleva siempre a la queja del "sevillanismo" recalcitrante, es una amenaza al paso de cirios y nazarenos. Todo sea por perpetuar aquello en lo que acérrimamente creen los que ven en esta ciudad el mejor lugar para vivir del mundo... incluso a costa de no salir en sus vidas de los límites visuales del Guadalquivir, Chipiona o Matalascañas.
Sin embargo, muy de vez en cuando, los muros de contención de la ley del incienso y el farolillo son superados y se ponen en marcha nuevas iniciativas, como la paupérrima rima que da el nombre de Metropol Parasol: espacio público, entorno histórico, recuperación de espacio cívico y arquitectura contemporánea, por supuesto aliñados con unas gotas de esa nefasta gestión que acompaña (casi) siempre los proyectos de la ciudad. Retrasos, reformulación de presupuestos, "donde dije digo, digo diego", etc. Nada nuevo en este amanecer si no fuese porque en el corazón histórico de Sevilla por fin se ha actuado en un lugar que lo pedía a gritos (La Encarnación), y se ha hecho de la forma menos verosímil posible con el odio y temor a los cambios que los sevillanos tienen.
Una ciudad enamorada de pasear sus calles (al final se ha reconocido que peatonalizar no es malo), en una llanura ideal para hendirla al paso de bicicletas (tampoco las dos ruedas a pedales lo son), obligada a mantener su historia y edificios, en la que las sombras son oasis de placer y el comercio de barrio y su cultura una realidad, ahora lo tiene todo junto, apostando por la diversidad, la novedad, el contraste y, que no falte, un poco de incompetencia, chapuza y catetismo, éso que gusta tanto sacar de Andalucía en la televisión.

2 comentarios:

  1. Fotos espectaculares como siempre. Las setas, como vulgarmente llamamos los sevillanos, o gustan o disgustan, no hay término medio, y es que somos así.....
    En un principio, antes de que comenzaran con los cimientos, y cuando solo había un triste cartel en la encarnación donde a groso modo indicaba qué iba a construirse, a mi no me hacia mucha "gracia", lo veía raro, no como una aberración, pero pensaba, como muchos piensan, que no era el lugar idoneo para semejante estructura.
    Pero ahora y viendo el "como se hizo..." me parecen todo lo contrario.
    Sólo espero que a nadie le de por hacer puenting o alguna de esas maravillosas ideas que salen de las mentes lúcidas de algunas especies.

    Un beso de una sevillana convencida

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  2. Me alegra que haya nuevas propuestas para el paisaje urbano. "Evolución" es la palabra, y es que el respeto a las tradiciones no tiene por qué conllevar un rechazo a lo nuevo. Evolucionar significa ir añadiendo, ir mejorando, en definitiva, ir abriendo posibilidades. Al margen de esta opinión queda por supuesto la chapuza constructiva y gestión administrativa y contable, ni que decir tiene.

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