Un día cualquiera de Bangkok no se puede vivir 48 horas antes de unas elecciones presidenciales, con los templos principales del país cerrados por visita de la familia real y con una escala aeroportuaria de apenas doce horas... pero algo hay que intentar para conocer esta urbe más occidental que asiática en apariencia y modos de vida.
Tras desembarcar del vuelo procedente de Yangon, recorrer la kilométrica terminal del aeropuerto más importante de todo el sudeste asiático, cambiar moneda y llegar en tren a algún punto de la ciudad más o menos próximo al centro, un lugareño nos asalta explicándonos cuál es la situación de la ciudad ese día, qué es lo más destacado que nos queda por ver y cómo podemos plantear la ruta. A grandes males, grandes remedios; tenemos a nuestra disposición por apenas 2€ al día el medio de transporte más ágil y versátil de toda la ciudad, aquel que esquiva con más alegría y el que primero acelera al encenderse el semáforo en verde, en ese instante del tránsito asiático en el que el mundo se convierte en un enjambre de idas y venidas.
Con nuestro conductor visitamos templos apartados de las rutas turísticas, maestros de la costura y la seda, tiendas de baratijas chinas y joyerías con productos de dudosa legalidad- a cambio él obtiene bonos para combustible-. Desde nuestro tuk-tuk nos refrescamos de la mortaja irrespirable que son el calor y la humedad en esta parte del planeta, vivimos horas de atascos de interminable paciencia en los que nadie hace sonar el claxon, como si fuese tan cotidiano que es el momento de leer la prensa, y asistimos al oscurecimiento progresivo de un cielo de nimbos pomposos, súbito en su desplome sobre la ciudad, ahogando cualquier posibilidad de terminar el viaje de otra forma que no sea mojados por el monzón.
REalmente no era el mejor día para visitar la ciudad, pero la vuelta en tuk tuk fue una experiencia chula, y sobre todo, me quedo con el haber visto cosas que habitualmente no ven los turistas que se acercan a la urbe, ¡hay que mirar en positivo! Por cierto, impresionante el cielo de nimbos sobre el templo ^_^
ResponderEliminaruna maravillosa experiencia! y está bien ponerle el nombre exacto a las cosas, pues hasta ahora siempre eran conocidas como "esas bicicletas que los chinos usan para llevar a los turistas"
ResponderEliminarun saludo
Raúl
Lo que pasa es que no son bicicletas, Raul. Son motocarros, donde la caja se ha transformado para llevar gente.
ResponderEliminarSaludos
Vivo en Bangkok y debo informarte que te engañaron, el cuento que los templos están cerrados es el tipico que los conductores de tuk tuk (estafadores consumados) les hacen a turistas incautos, parece que después de todo no ha sido tan grave, hay algunos que no la pasan tan bien.
ResponderEliminar¡Ostia, qué inocentes!
EliminarSabíamos que había elecciones ese fin de semana y por eso no nos pareció del todo raro, y menos conociendo que en los años anteriores hubo disturbios y conflictos.
No estuvo mal del todo y apenas nos costó un par de €, pero claro, dejamos mucho por ver...
Gracias!