7 de diciembre de 2011

Coordenadas... buscando en Portugal (I)

Todo empezó con unas coordenadas geográficas, como una combinación secreta que abría una cajita de la que surgen a modo de matryoshkas rusas nuevos paisajes y sensaciones, fractales de mil colores que se expanden sin cesar al mirar por el diminuto agujero de un caleidoscopio.
Lo primero fue buscar el lugar al que correspondía aquel mensaje en clave, la sucesión de números que son la base de cualquier mapa (localizar es tan básico y necesario como saber sumar). Y a partir de ahí empezó a jugar la insensata imaginación, siguiendo el trazado del Tajo y la sucesión de islas en su curso, leyendo nombres de pueblos minúsculos y de montes locales con ese fascinante acento portugués que todo lo hace manso, imaginando cultivos, tractores y esa paciencia al ralentí tan típica de la vida rural en los pueblos mediterráneos.
Todo eso buscábamos; todo eso, y más, encontramos, con sol, tranquilidad, un nogal que barrer de nueces, el cariño de Francisca y la deliciosa cocina de Jens, con buen queso y la tenue luz de las bombillas perdida por las ventanas en la intimidad de una vida tranquila en el campo.

2 comentarios:

  1. Estaría bien tener un día a la semana para pasarlo de nuevo allí, para no buscar tranquilidad, sino hallarla simplemente. Qué reposo de espíritu! Y qué manera de encerrar recuerdos en imágenes... ^_^

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  2. Es un encanto ver plasmada la belleza de la sencillez y escuchar palabras de tranquilidad. Siempre me alegro cuando escucho decir que estamos en la paz, que rico es cuando la encontramos :)

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